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LILITH

Adán y su primera mujer no acababan de entenderse en la cama – o, si no tenían cama, dondequiera que lo hiciesen – acerca de las posturas. Ella consideraba humillante hacer el amor debajo, le parecía que la ponía en una situación de inferioridad o sumisión respecto de él. Y él, se dice, tampoco quería salir del misionero o el perrito. Así que lo dejaron. (Esta cuestión que, en general, parece ridícula, sigue, sin embargo, en vigor en ciertos ambientes: Roberto Saviano explica en Gomorra cómo la Camorra napolitana considera un grave deshonor que un hombre de los suyos haga el amor debajo de la mujer.) Lilith pronunció el nombre mágico de Dios, se elevó por los aires y lo abandonó. Se fue a orillas del mar Rojo, donde vivían muchos demonios. Se dio a la lujuria con ellos y tuvo una cantidad ingente de hijos. Entonces Dios envió a tres ángeles – Senoy, Sansenoy y Semangelof – para obligarla a regresar con Adán. Pero después de haber tenido tantas relaciones y tantos hijos, ¿cómo regresar? La amenazaron de muerte, pero tampoco podía morir, porque Dios la había encargado de los bebés niños hasta su circuncisión y de las bebés niñas hasta su vigésimo día. Dios aceptó sus argumentos, pero, aun así, decidió matar cien hijos suyos cada día. Otra versión sostiene que primero vino la condena a matar cien hijos suyos cada día y, después, la venganza de Lilith de encargarse de los niños aún sin circuncidar y de las niñas hasta su vigésimo día.

Esto no viene en el Génesis. El Génesis solo dice lo que ya hemos comentado de que primero dios creó a hombre y mujer y lo de que después de la creación de Eva Adán le dijo a Dios: “Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne”, dando a entender que había existido un intento anterior.

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En el Libro de Isaías sí se la menciona. Isaías fue un profeta hebreo del siglo VIII a.C. y el Libro de Isaías al parecer se escribió durante el exilio de los judíos en Babilonia (586 – 538 a.C.) con posteriores modificaciones o añadidos. Aparece Lilith como uno más de los seres detestables que habitarán Edom después de la matanza perpetrada por Yahveh.

 

“En sus alcázares crecerán espinos,

Ortigas y cardos en sus fortalezas,

Será morada de chacales

Y dominio de avestruces.

Los gatos salvajes se juntarán con las hienas

Y un sátiro llamará al otro;

También allí reposará Lilit

Y en él encontrará descanso.

Allí anidará la víbora, pondrá,

Incubará y hará salir del huevo.

También allí se juntarán los buitres”

 

Pero por el nombre y por las características del personaje, se presume que la tradición de Lilith procede de Mesopotamia, o sea del principio de los tiempos para la cultura. En la obra conocida como Bilgames, Enkidu y el submundo infernal, o también como Por aquellos días, por aquellos días lejanos (era costumbre nombrar las obras por las palabras que les daban comienzo), aparece una Lilith diablesa llamada ‘La Muchacha Viento’

¿Y dónde la encontramos? Pues, mira tú por dónde, en un árbol junto a una serpiente. Como alguien ya habrá advertido a estas alturas, el tema sobre el que estamos dando vueltas en el viaje que nos lleva de Eva a Medea es el mito que reúne a un árbol, una mujer y una serpiente/monstruo, con un fruto del árbol que se roba y una huida de la mujer con un hombre o del hombre solo o de la mujer sola.

Inanna (en sumerio, en acadio Ishtar) – la diosa de la fertilidad, que luego sería la Deméter griega – planta en su jardín sagrado un árbol que un temporal había arrancado de las orillas del Éufrates. Es el árbol huluppu, seguramente un sauce. No sé si huluppu es como se decía sauce en sumerio o si es el nombre propio de ese sauce en concreto. Inanna lo cultiva para que crezca sano y fuerte, porque quiere que le dé madera para hacerse un trono y una cama brillantes. Pero una serpiente que no puede ser hechizada anida en sus raíces, el pájaro Imdugud (también conocido como Anzu) lo hace en sus ramas y Lilitu, la diablesa del viento, habita su tronco.  Inanna pide ayuda a Bilgames (nombre arcaico de Gilgamesh) y este mata a la serpiente, sacude el árbol haciendo huir al ave y acaba arrancándolo, lo que hace huir también a Lilitu. Lilitu se va con los demonios.

Decía Inanna:

“Yo llevaré este árbol a Uruk.
Yo plantaré este árbol en mi jardín sagrado.”

“¿Cuánto tiempo pasará hasta que tenga un trono brillante donde sentarme?
¿Cuánto tiempo pasará hasta que tenga un lecho brillante donde acostarme?”

Después de la tala del árbol, Gilgamesh hace con el tronco un trono y un lecho para su hermana Inanna; con las raíces, un pukku para su hermano (Enkidu) y con la copa del árbol, un mikku para sí mismo.

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Este mito es el más antiguo (escrito antes del 1500 a.C.) conocido que contenga los elementos clave de mujer, árbol, serpiente y fruto prohibido (aunque en este caso el fruto sean el propio tronco y las raíces del árbol). Y la novedad que encontramos en el mito más antiguo consiste en que la serpiente y la mujer-diosa no están junto al árbol, sino en él. El héroe masculino no obtiene el fruto a pesar de la serpiente y con la ayuda de la mujer (Medea) ni por culpa de la serpiente y de la mujer (Eva), sino en contra de ambas: serpiente y mujer. También es diferente el resultado: el hombre no se va con la mujer y el fruto prohibido, sino que la mujer – diablesa – huye por su cuenta, víctima también del ataque contra el árbol. Como Lilith huye sola del Jardín del Edén.

Realmente, este episodio no es más que el prólogo de la obra, que trata del viaje al Mundo de los Muertos del amigo – y más que amigo - de Gilgamesh Enkidu. Hemos leído que con el tronco del árbol huluppu Gilgamesh fabricó un trono y una cama para la diosa Inanna, y con las raíces, un pudku para Enkidu y un mikku para él. No está del todo claro de qué se trate. Pero todo apunta a que estos objetos eran instrumentos utilizados en algún juego de pelota, como raquetas, sticks, bates o palos de golf. Después de contarnos la naturaleza del árbol huluppu y el uso que le dio Gilgamesh, la narración se centra en estos instrumentos, porque Gilgamesh los pierde y conoce que han caído al Inframundo. Se diría que, en realidad, los objetos fabricados con la madera de las raíces “vuelven” al Inframundo. Enkidu entonces se ofrece a viajar al Mundo de los Muertos para recuperarlos, y aquí realmente empieza la trama, que consiste en los consejos que Gilgamesh le da a su amigo sobre cómo comportarse allí y el modo en que Enkidu los incumple. Este tema de un juego de pelota relacionado con el viaje al Mundo de los Muertos volveremos a encontrarlo nada menos que en la mitología maya.

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