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YGGDRASIL

La serpiente da infinidad de juego en seguramente todas las mitologías y no vamos a entrar a rastrear sus apariciones. Solo vamos a fijarnos en serpientes ligadas o un árbol o similar, pero no a un asta como la serpiente erguida de Moisés ni a los caduceos ni a otras muchas que no tienen que ver con nuestro propósito.

Un árbol que alberga serpiente como el hulouppu o el del Edén es Yggdrasil, el árbol de la vida de la mitología nórdica. (Hay que distinguir entre dos clases de árboles de la vida: los que ofrecen un fruto cuya ingestión proporciona vida, que puede llegar a ser eterna, y los que hacen de axis mundi, de centro del mundo donde se comunican el Mundo de los Muertos, el Mundo de los Vivos y el Mundo de los Dioses. Aunque quizá esta confusión sea anterior a la distinción entre ambos tipos de árboles.)

Yggdrasil es un fresno. Una de sus raíces es constantemente mordisqueada por la serpiente Nidhogg. Bajo la tercera raíz, que llega al cielo, está la fuente Urd. Allí viven tres mujeres que se llaman Urd, Vérdandi y Skuld. Y, sobre todo, ahí se reúnen los dioses. Llegan cabalgando – casi todos – por el arco iris.

Ya tenemos árbol, mujer y serpiente. Pero Yggdrasil tiene muchos más habitantes. En la copa vive un águila que sabe mucho con un azor entre los ojos, Por el tronco sube y baja una ardilla que se llama Ratatosk y que hace de mensajera entre el águila de la copa y la serpiente de las raíces para que se profieran entre sí sus mutuas amenazas. Y por las ramas hay cuatro ciervos que se le comen las hojas. Bajo otra raíz, la segunda, se encuentra la fuente de Mímir, donde se guardan la sabiduría y el conocimiento. Odín quiso beber de esa fuente, pero solo lo consiguió a cambio de dejar un ojo en prenda.

Urd, Vérdandi y Skuld eran las llamadas nornas, un reflejo casi exacto de las griegas moiras. Diseñaban el destino de cada mortal. Si muchos destinos salían torcidos y había gente que moría joven - y a lo mejor también después de una vida perra - era porque había muchas otras nornas, y no todas eran, como las citadas, “de buena familia”. También había muchas más serpientes además de Níhdogg:

“Más sierpes anidan       bajo el fresno Yggdrasil

Que el mico ignorante piensa.”

Suponemos que la fauna fue aumentando a medida que, a lo largo de los siglos, el mito se transmitía de una generación a otra. No se conserva ningún texto de la Edad Antigua que narre la mitología nórdica - también conocida como germana o escandinava -, sino solo escritos medievales, del siglo XI: las eddas. Esta circunstancia hace caer sobre sus mitos la sospecha de estar contaminados por siglos de cultura romana, cristiana y goda, pero se da otra circunstancia que, en cierto grado, los exculparía, y es que, por lo menos la Edda menor, de Snorri, solo pretende de un modo indirecto relatar los hechos míticos. Se trata de una preceptiva para poetas, en la que les muestra el acervo cultural, las referencias que pueden emplear en sus poemas al igual que los poetas y artistas del Renacimiento y el Barroco tenían que conocer la mitología clásica griega. A Snorri le da igual si lo que dicen los mitos es verdad o no. Lo que le importa es que el público los conoce así, y si así se le mencionan los reconocerá como suyos.

Volviendo al árbol y a la serpiente que vive en sus raíces, no se puede dejar de traer a colación la curiosidad de que el primer chakra del cuerpo humano, según el hinduismo, el situado en el punto más inferior, entre el ano y la zona genital, sea el muladhara, el de la serpiente Kundalini. Cuando el yogui consigue despertar a Kundalini alcanza la sabiduría superior.

Odín, el dios creador, estuvo nueve días colgado de Yggdrasil en un sacrificio que se hizo a sí mismo con el objeto de adquirir el conocimiento de las runas (alfabetos rúnicos):

“Sé que colgué en un árbol mecido por el viento

nueve largas noches,

herido con una lanza y dedicado a Odín,

yo mismo ofrecido a mí mismo,

en aquel árbol del cual nadie conoce el origen

de sus raíces.

 

No me dieron pan ni de beber de un cuerno,

miré hacia lo hondo.

tomé las runas,

las tomé entre gritos,

luego me desplomé en tierra.”

 

Otro personaje mitológico que pasó días colgado en sacrificio fue Jesucristo. Para la iglesia católica, la cruz es el árbol de la vida y Cristo, su fruto.Y otra serpiente que conviene recordar es Ningizzida. Adapa, el primero de los siete sabios, el ser que

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surgió del mar para enseñar a los babilonios, tenía cuerpo de pez y cabeza de pez, y otra cabeza de hombre debajo de la de pez. Enseñó a los caldeos la escritura, las ciencias, la arquitectura y el derecho. La cultura, en definitiva. Pero no era un dios, era un mortal creado por Ea/Enki. Un día que estaba pescando en su barca, el viento del Sur, Ninlil, la hizo volcar. Adapa, enojado, le rompió las velas a Ninlil, de manera que no pudo soplar durante seis días. Enterado del suceso Anu, el padre de los dioses, llamó a Adapa a declarar en su presencia y la de la Asamblea. Y Enki, el dios creador de Adapa, le dio unos consejos para salir bien parado del proceso. Le dijo que la puerta del Cielo estaba custodiada por la serpiente Ningizzida y por Dumuzi, el hermano-amante de Inanna/Isthar, y que les halagara diciendo que iba de luto y en tan lamentable estado porque lamentaba mucho la marcha de dos dioses de su país. Cuando le preguntaran quiénes eran esos dioses, debía responder que Ninguzzida y Dumuzi. El otro consejo que Enki le dio a Adapa era que no comiera el fruto que le iba a ofrecer Anu, porque moriría. Adapa consiguió el favor de Ninguzzida y Dumuzi gracias a sus halagos y el favor de Anu gracias a su sinceridad, y, en consecuencia, el alimento que le ofreció Anu fue el fruto de la inmortalidad. Pero Adapa, siguiendo las instrucciones de Enki, lo rechazó.

Aquí no encontramos árbol ni mujer, pero sí serpiente que guarda una puerta que da acceso al fruto de la vida eterna, fruto que el héroe está muy cerca de obtener – como Adán -, pero que al final no consigue.

Y bueno, ya que estamos, también traeremos a colación a Muchalinda, la serpiente que hizo de árbol para proteger a Buda de la lluvia después de su Iluminación.

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